viernes, 5 de junio de 2015

no hay que separar el viaje de la vida.

Que no hay que separar el viaje de la vida. Debatíamos hace poco con un amigo sobre esas personas que se hallan a sí mismos en un viaje largo, que les estalla el mercurio de felicidad, y que después de unos añoste los cruzás vestidos de oficina y te confiesan: “estoy triste, no sé por qué volví, extraño ese viaje que hice…”. Hay una educación social de que “el viaje es otra cosa, una vacación, un paréntesis de la vida real”, y que todo lo que en él sucede, por su naturaleza de excepción, está destinado a evanescerse como una hechizo a medianoche. Muchos viajeros, en consecuencia, sienten culpa de esa felicidad, e inconscientemente la dejan escapar. Esto es algo personal y está perfecto ser feliz con un trabajo estable y una familia. Pero en estos años ví mucha gente regresar a un estilo de vida ajeno y dejar de sonreír.
http://acrobatadelcamino.com/2015/06/lo-que-aprendi-en-10-anos-de-viaje/

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