martes, 12 de noviembre de 2013

Fragmento Lobo Estepario

Pero ya es hora de que deje a un lado mis ideas y hable de realidades. Lo primero, pues, que logre saber del señor Haller, en parte por mi propio espionaje, en parte debido a observaciones de mi tía  se refería a su manera de vivir. Que era un hombre de ideas y libros y que no ejercía ninguna profesión practica, se echaba pronto de ver. Estaba en la cama mucho tiempo; a veces se levantaba poco antes de mediodía  y tal y como estaba en su traje de dormir, salvaba los poco pasaos desde la alcoba al gabinete. Este gabinete, un sotabanco grande y amable, con dos ventanas, tenia a los pocos días un aspecto completamente diferente a la época en que había estado ocupado por otros inquilinos. se iba llenando de multitud de cosas, y con el tiempo se llenaba cada vez mas. En las paredes aparecían cuadros o dibujos clavados, a veces imágenes recortadas de revistas, que cambiaba con frecuencia. Un paisaje mediterráneo  fotografías de una pequeña ciudad campesina de Alemania  evidentemente el pueblo natal de Haller, pendían allí, y entre ellas brillantes acuarelas, de las cuales no supimos hasta mas tarde que el mismo había pintado. Luego, el retrato de una señora joven y guapa, o el de una jovencita. Durante una temporada estuvo colgado en la pared un buda siamés  fue sustituido por una reproducción de la Noche, de Miguel Angel ; luego por un retrato de Mahatma Gandhi. los libros no solo llenaban el gran armario-librería, sino que estaban por todas partes, sobre las mesas, en el elegante escritorio antiguo, en el diván  sobre las sillas, en el suelo, los libros con señales de papel entre las hojas, que continuamente iban cambiando. Los libros aumentaban dia a dia  

No hay comentarios:

Publicar un comentario